Matilde Montoya fue la primera mujer que se graduó como médica en la República Mexicana. Gracias a la tenacidad con la que se enfrentó al rechazo de la sociedad conservadora y machista del México del siglo XIX que puso incontables obstáculos en su camino,
Matilde libra una batalla audaz en la academia, en donde impulsa reformas a los estatutos de la entonces Escuela Nacional de Medicina para ser aceptada como alumna y más tarde para poder graduarse como médica, para lo que recurre a escribir al entonces presidente de México, Porfirio Díaz.
Matilde Petra Montoya Lafragua nacida en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1857. A los cuatro años, Matilde ya sabía leer y escribir, convirtiéndose en una ávida lectora, leyendo de día y de noche todos los libros que podía conseguirle su madre. A los 11 años fue rechazada en la Escuela Primaria Superior, equivalente en ese entonces a la Secundaria actual, debido a su edad. Con maestros particulares, terminó su preparación para presentar el examen oficial para Maestra de Primaria, el cual aprobó sin dificultad, pero su edad, 13 años, nuevamente fue un impedimento para que le dieran un puesto.
A los 16 años Montoya recibió el título de Partera, tras estudiar en la Escuela de Parteras y Obstetras de la Casa de Maternidad que se encontraba en la calle de Revillagigedo, en la ciudad de México, y dio el primer paso para lograr su verdadero sueño: ser médica. Posteriormente inicia su trabajo como auxiliar de cirugía con los doctores Luis Muñoz y Manuel Soriano, con el objetivo de ampliar sus conocimientos de anatomía.
Al cumplir los 18 años, Matilde Montoya buscó acomodo en la ciudad de Puebla. La joven partera se hizo rápidamente de una numerosa clientela de mujeres que se beneficiaban con su amable trato y sus conocimientos de medicina, más avanzados que los de las otras parteras y aun de los de muchos médicos locales. Ahí inicia su rechazo por algunos médicos varones, quienes celosos de su éxito orquestaron una campaña de difamación en su contra en varios periódicos locales, publicando violentos artículos en los que convocaban a la sociedad poblana a no solicitar los servicios de esa mujer poco confiable, acusándola de ser "masona y protestante".
En 1875 Matilde pide su inscripción en la Escuela de Medicina de Puebla, presentando constancias de su recorrido profesional, cumpliendo con el requisito de acreditar las materias de química, física, zoología y botánica y aprobando el examen de admisión. Fue aceptada en una ceremonia pública a la que asistieron el gobernador del estado, todos los abogados del Poder Judicial, numerosas maestras y muchas damas de la sociedad que le mostraban así su apoyo. Sin embargo, los sectores más radicales redoblaron sus ataques, publicando un artículo encabezado con la frase: "Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médica".